Pablo
Érase una vez, en la época de los dinosaurios, una familia de trogloditas que eran muy brutos. Un día el padre salió a cazar para comer.
Con ayuda de sus amigos, logró cazar un mamut. Lo repartieron y al padre le tocó la pata delantera. Pesaba mucho y tuvo que parar un rato para descansar. Encontró una cueva y le pareció un buen sitio para descansar. Al entrar en la cueva vio por todos los lados diamantes. El padre cogió uno, pero de repente vio a un ogro gruñendo:
- ¡Eso es mío!
El ogro sacó su hacha y le dijo:
- Si quieres ese diamante tendrás que luchar.
El padre sacó su lanza y empezaron a luchar, pero él no sabía que el ogro tenía el cráneo más duro que un diamante. El padre lanzó la lanza a la cabeza del ogro y con su mega cráneo, el ogro la partió por la mitad. El ogro se comportó como un toro, y como tenía cuernos, pues genial. El padre saltó y la cabeza del ogro se quedó atascada entre los diamantes. Entonces el padre se acordó de que tenía un cuchillo, así que le cortó la cabeza.
Y ya se sabe por qué el diamante es tan duro. Porque en algún diamante está la cabeza del ogro. Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
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