miércoles, 22 de marzo de 2017

Factoría de cuentos: Julia

Personaje: una princesa aventurera
Adjetivos: muy mona
Acción: escalar
Lugar: en una setita

Una princesa en la ciudad encantada de Cuenca
Había una vez una princesa duende que se llamaba Everest, heredera de Duendilu. Era muy mona, pero su hada madrina era un pedazo de plasta. Porque ella quería que se casara y fuera reina. La princesa estaba muy triste, porque ya que se llamaba Everest, quería ser aventurera y escalar. Cada vez que echaba a correr los caballeros del castillo, que en este caso eran lechuzas que se enteraban de todo, ¡la mandaban a su cuarto sin cenar!

Sin embargo, un hermoso día vino un loro amigo suyo a su cuarto y le preguntó si podía imitar su voz cuando su hada madrina la llamara. Y ya más tranquila, se fue a las afueras de Cuenca, donde se sitúa la Ciudad Encantada. Una vez allí se encontró con una setita que tenía un cartel que decía:

Setita, ¡qué bonita!
Tomasa, haz tu casa.
Para ir a las montañas
solo di: pasa.

La princesa lo dijo en alto y se trasladó a una montaña a vivir con un conejo parlanchín que se hizo su mejor amigo. Y no se casó jamás y además cumplió sus sueños escalando.   

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