jueves, 27 de noviembre de 2014

¡A contar cuentos!

     Hoy hemos repasado la estructura de los cuentos y para ello nos hemos inventado uno muy divertido mezclando dos cuentos tradicionales: El patito feo y El soldadito de plomo.

El patito de plomo

    Érase una vez un patito que era un juguete de plomo. Estaba en una tienda de juguetes hasta que una niña lo vio y lo compró.

    En la casa de la niña, que se llamaba Elsa, no fue muy bien recibido por los demás juguetes. Ya sabéis, que por la noche, los juguetes cobran vida. Elsa jugaba mucho con él y los demás tenían envidia. Todos, menos una patita que iba vestida de bailarina.

    Una noche, los demás juguetes le tiraron por el retrete y tiraron de la cadena antes de que pudiera salir. Recorrió un montón de tuberías hasta que llegó a la alcantarilla. Allí, se puso a llorar porque le dio mucha pena que le tiraran de esa manera. De repente, vio que se le acercaba una rata hambrienta. Él pensaba que le iba a comer, pero la rata sólo tenía curiosidad de saber quién era. La rata le consoló y le dijo que se acercaba un tsunami de alcantarilla y que tenía la oportunidad de volver al retrete. Además, la rata le prestó su tabla de surf para que le fuera más fácil surfear por las tuberías. El patito consiguió llegar al retrete surfeando y fue entonces cuando vio a la patita bailarina esperándole en el retrete. La patita le dio un beso en el pico.


     Los demás juguetes no se alegraron de verle y por eso, llenos de rabia, les tiraron juntos a la chimenea. Mientras caían, se agarraron fuerte de las alas y cayeron al fuego, que derritió el plomo del patito. Cuando el fuego se apagó, quedó un corazoncito de plomo. Elsa lo recogió y lo guardó de recuerdo.

 Y aquí se acaba este cuento, como me lo contaron te lo cuento.

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