Aquí
llegan más microrrelatos… He notado que os encanta el nombre de Juan. Muchos de
vuestros protagonistas se llaman así. ¿Será por Juan y las habichuelas? It's a mistery...
LAS GALLETAS MÁGICAS, escrito por Miri
Érase una vez una niña que se llamaba
Bea. Un día fue a la cocina a merendar y se encontró unas galletas mágicas que
podían hablar. Bea dijo:
-¿Sois listas?
-Sí, claro que sí, sabemos de todo.
-¡Qué guay! Mañana tengo un examen de
cono y os voy a dejar encima de la mesa. Cuando no me sepa algo, me lo decís y como
recompensa os doy chocolate.
-Vale, nos parece bien.
Al día siguiente, Bea sacó un diez en
el examen gracias a las galletas. Como recompensa, les dio un cacho de
chocolate para todas las galletas que había en la bolsa. Después Bea y sus
galletas se fueron a casa.
-Bea, ¿Qué nota has sacado? –dijo su
madre.
-Un 10 en cono.
-¡No me lo puedo creer!
La madre de Bea se puso muy contenta,
entonces le compró una casa de las Barbies. Sólo costaba 2 euros y 50 céntimos.
Era muy barato. Al final, Bea se quedó con las galletas, y Bea y las galletas
fueron muy felices juntas.
EL NIÑO ALIEN, escrito por Luis
Érase
una vez un niño que se miró a un espejo y era un alien y dijo:
-¡Mamá!
-¿Qué
te pasa, hijo?- le dijo la madre asustada.
-Mamá
me he convertido en un alien.
El niño
fue al cole y todos sus compañeros se reían de él. El niño, de tanto pensar que
no quería ser un alien, se volvió a convertir en una persona.
LAS
GALLETAS PARLANTES, escrito por Ignacio
Érase una vez un niño que se llamaba Juan y compró unas galletas. En casa las galletas hablaban y Juan
se preguntó por qué las
galletas hablaban. Juan se metió una
galleta en la boca y en el estómago ya no
hablaba. Cuando Juan se comió las
galletas ya ninguna hablaba.
LAS
GALLETAS MÁGICAS, escrito por Noa
Érase
una vez un niño que se llamaba Juan y vivía en un país llamado Fantasilandia.
En un mercado, estaban de oferta unas galletas mágicas. Él las compró. Cuando
Juan iba a desayunar las galletas Mágicas le suplicaron:
-¡Por
favor, no nos comas!
-
Pero es que tengo hambre y si no os como, caducaréis.
No
caducaron y se hicieron muy amigos.
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Y colorín, colorado... estos cuentos no se han terminado.
Hola Bea,
ResponderEliminarhe visto la nueva entrada del blog y me ha gustado mucho el microrrelato de Miriam.
Hasta mañana.